Fernando Collao, estudiante de Técnico en Prevención de Riesgos AIEP Sede Calama, generó un proyecto medioambiental que transforma el aceite de cocina en biodiesel. En la siguiente entrevista, Fernando nos comenta cómo surgió la idea y cuáles son las ventajas del reciclaje.
¿Cómo nace la idea de transformar el aceite en biodiesel?
Fue en una conversación de sobremesa con mi primo y actual socio. En ese diálogo nos preguntábamos por qué no existen instancias de reciclaje en la región. Ahí, decidimos emprender respecto a la temática, pero queríamos algo innovador y así llegamos al aceite, un desecho que es dañino para el medio ambiente y las personas, pero que al procesarlo genera productos valiosos.
¿Quiénes te ayudaron en el proceso?
En un principio fuimos súper patudos, contactamos a personas en México y España. Les expusimos nuestra idea, todo vía mail y así nos empezaron a enviar información. Luego, se sumaron mis compañeros de curso, quienes durante un mes estuvieron ayudando a montar la planta de procesamiento artesanal.
¿Se puede vivir del reciclaje?
Se puede, pero sólo cuando hay grandes capitales invertidos, nosotros estamos lejos de hacerlo, pero no dudamos que lo lograremos. Hay que invertir tiempo y dinero, crear conciencia y en eso las autoridades son vitales.
¿Por qué las personas deberían preferir este biodiesel y no uno tradicional?
Las ventajas de un biocombustible sobre un fósil son varias. Principalmente un 80 por ciento menos de contaminación. También, limpia y mantiene el motor y el sistema de inyectores. Además, hay que tener en cuenta que cuesta un 40 por ciento menos.
¿Qué tan complicado es el proceso de certificación del producto?
Es nuestro mayor desafío y donde necesitamos más ayuda, ya que tanto la certificación como la patente son métodos que demoran de 10 meses hasta un año. Esto, porque se requieren estudios químicos, mecánicos, de fluidos, etc. Por aquello, estamos en búsqueda de una casa de estudios que nos patrocine y ayude.
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